La gastronomía eslovaca
La comida eslovaca está fuertemente condicionada por la orografía y las condiciones climáticas del país.
Al ser un país sin salida al mar, el pescado está prácticamente fuera de la dieta eslovaca. Tienen alguna variedad de río que toman sobre todo en Navidad, pero nada especial para el gusto del visitante.
El largo y crudo invierno (al menos, los inviernos durante los que se forjó la gastronomía típica) hace que la cocina eslovaca esté llena de ingredientes que se pueden almacenar fácilmente como carne, col cocida (kapusta), productos lácteos (el queso es uno de los ingredientes básicos de cualquier buen plato), harina y las omnipresentes patatas.
Los alrededores de la ciudad de Bratislava (Malý Karpáty) siempre han sido famosos por su tradición vinícola. Desde la Edad Media los vinos de Bratislava han constituido un artículo de exportación que se ha servido en las mesas de las cortes reales europeas. Así que disfrutar de una buena comida con un buen vino de la tierra es una experiencia que el visitante no debe perderse.
Aunque la cerveza es también una bebida muy típica (aquí las cervezas se beben de medio en medio litro y los eslovacos siempre dicen que eso no es alcohol). La cerveza eslovaca por excelencia es la Saris, aunque también existen otras marcas igualmente deliciosas como la Zlatý Bazant o la Corgon. También es frecuente encontrar cervezas checas como la Kozel (que significa “cabrón” en checo, pero que no tiene la misma connotación negativa que en español).
Además, debido a su compleja historia, la cocina eslovaca toma muchas influencias de la checa, la austríaca y la húngara (a esta última debe el famoso y riquísimo gulash).
El desayuno típico eslovaco se compone de pan con mantequilla, salami o jamón york (sunka, en eslovaco) y cereales con yogurt. Sin embargo, desayunar en Bratislava es bastante caro, una media de 10 euros. Por lo que si no tiene mucho dinero lo mejor es comprarse algo en el supermercado (“potraviny” en eslovaco) y sentarse a disfrutar en la Hlavné naméstie (“plaza principal”). Si se está por el centro, hay uno pequeñito en la calle Ventúrska; es un poco más caro que las grandes superficies, pero está muy a mano. Además, en la calle Panská hay un restaurante que se llama Río Grande (por la noche es un bar de copas) en el que puedes tomarte un expresso y dos mini-croissants por 1.99 euros. No es gran cosa, pero al precio que está el desayuno en Bratislava, no está mal.
El almuerzo típico se compone de dos platos: una sopa y un plato principal (carne con guarnición). La variedad de sopas es infinita, aunque están especialmente sabrosas la sopa de ajo (la sirven dentro de un pan), la sopa de tomate, la de huevo y la de lentejas (fazulova). El plato principal es de carne, normalmente cerdo o pollo, con guarnición, normalmente compuesta de patatas, arroz y ensalada. De entre los platos típicos eslovacos el visitante no puede perderse los “bryndzové halusky” (patatas con un queso de oveja especial llamado bryndza y bacon frito por encima) y los pirohy (pasta rellena de bryndza; aunque se puede encontrar una variante hecha con carne y otra variante dulce rellena de mermelada o nueces). Es muy curioso el “palacinky”. Se trata de un plato dulce, pero que se consume como plato principal, no como postre, similar a las crêpes. Además, es bastante tradicional acompañar las comidas con un vaso de leche fermentada o kefir (aunque suene un poco raro, es delicioso). Recuerda que la hora del almuerzo eslovaca es en torno a las 12 del mediodía y ten en cuenta que comer con pan y tomar un postre después de la comida no es nada usual.
Restaurantes en Bratislava
Algunos restaurantes sirven el menú por unos 4-5 euros. Por ejemplo, en el pub Downtown (calle Klariská) puedes disfrutar de lunes a viernes de un menú típicamente eslovaco por 4 euros y en pleno centro. En la calle Michalská, en el restaurante Segner Lounge el menú diario cuesta 3,70 euros y en su carta puedes encontrar también platos vegetarianos o pizzas. Aunque no sea comida eslovaca, en el Ganesh Usav (calle Nedbalova) sirven menús vegetarianos (comida hindú) también por 4 euros.
Aunque para restaurante típico el “1.Slovak Pub” en la calle Obchodna, 62. La entrada es un poco estrecha por lo que puede despistar al visitante, pero no dudes en entrar y en subir las escaleras (la puerta de la planta baja es de una pizzeria). Encontrarás un ambiente y decoración típicamente eslovaco. El lugar es bastante amplio, con distintas salas, cada una con un motivo decorativo distinto, por lo que no tendrás dificultad para encontrar un sitio que sea de tu agrado. Los precios son más que razonables (dos personas pueden comer por entre 10 y 15 euros) y la comida es deliciosa.
Otras recomendaciones son el restaurante “Sladovña” (calle Sedlárska, 1) también de comida tradicional, aunque más caro (la decoración es muy moderna, nada que ver con la “autenticidad” del “1.Slovak pub”) y la bodega “Slovenská pivnicá” (calle Sedlárska, 4) en la que no te puedes perder la sopa de ajo (aunque tiene mesas fuera, el ambiente de dentro es bastante más acogedor). Un poco más alejado del centro encontrarás el Mr President Pub (calle Suché Myto, muy cerca del palacio presidencial), bastante barato y típicamente eslovaco.
Si echas de menos lo español, en la calle Laurinska encontrarás dos restaurantes españoles uno llamado “Tapas” y otro, el más divertido a mi modo de ver, llamado “Corrida” con decoración relacionada con el mundo de los toros, pero bastante Kitsch.
Hay muchas posibilidades de comida internacional en Bratislava y también de comida rápida. Entre los primeros, destaca la comida cubana en “La Bodeguita del Medio” (calle Sedlárska), así como numerosas pizzerias y restaurantes italianos (sólo tienes que darte una vuelta por la calle Obchodná, por ejemplo). Entre los segundos, puedes encontrar desde las típicas cadenas estadounidenses (McDonalds –en Bratislava el menú cuesta 4 euros- o KFC) hasta los numerosos puestos de comida callejera (una opción bastante barata y sin tener que recurrir a las multinacionales), pasando por los kebaps.
Por último, si tienes dinero y estás dispuesto a pagar 12 euros por una sopa y 20 por un plato principal, el restaurante del Nový Most (con sus vistas de toda la ciudad) puede ser otra opción.